Friday, September 04, 2009

Lissavetzky vuelve a hacer el ridículo.


Todavía me acuerdo hace unos 3-4 años, en mis primeras andanzas por los blogs, cómo aquellas reflexiones y críticas que realicé al orgulloso Secretario de Estado para el Deporte baticinaban una vuelta a sus errores.


Y es que en aquel entonces el admirado Lissavetzky, fiel implusor de la lucha antidopaje, quedaba en evidencia ante la comunidad científica internacional.Luchó arduamente por aplicar arbitrariamente las normas que emanaban de la Asociación Mundial Antidopaje(AMA) contra el jugador Gurpegi, con el único fin de lograr una cartera ministerial.


Hoy, años más tarde, después de aquella decisión tan arbitraria para erigirse como el baluarte de la lucha antidopaje el tiempo pone a cada uno en su sitio.Aquella posibilidad de que los juegos olímpicos de Madrid fuese una realidad , gracias al admirado Lissavetzky , puede quedarse en baúl de los recuerdos.



Los expertos del COI acaban de mostrar sus dudas sobre la política y la lucha antidopaje española.En su último informe se critica las leyes antidopaje y el sistema arbitrario de aplición de las mismas.
Una de las frases más contundentes de su análisis y valoración dice: .«No está claro si la legislación 'antidoping' española está en consonancia con la Agencia Mundial Antidopaje (AMA)».


Los miembros del COI y de otras organizaciones internacionales son perfectamente conocedores de cómo el Secretario de Estado para el Deporte aplica las directrices de la Agencia Mundial Antidopaje a su antojo.Y por ahí, claro está, no van a pasar.


La Operación Puerto es un ejemplo evidente de la arbitrariedad mostrada por las autoridades españolas en los temas del dopaje. Conocido caso que no les ha aportado nada positivo en su candidatura.


Esperemos que el Secretario de Estado para el Deporte, Lissavetzky, asuma su responsabilidad y presente su dimisión como responsabe máximo de que las leyes españolas antidopaje no estén en sintonía con lo que la máxima Autoridad Mundial en la lucha contra el dopaje siempre aconseja.